domingo, 3 de mayo de 2009

Malos Aires.

Desde Plaza Constitucion y Miserere, se huele la escasa motivacion a la vida.
Desde sindromes pateticos, hasta carteles que venden lo que es gratis, el famoso circo romano reabre las puertas que nunca se cerraron.
De la vehemencia a la esclavitud, somos los estandartes de algo que no es nuestro. Aca, en los benditos "Buenos Aires" no somos argentinos. Solo cantamos el himno para ver el circo del balonpie, y no somos testigos de la emocion por la patria verdadera, esa que vive en cualquier relato de algun indigena que perdure y resista en el sin fin de tierra despoblada y arida, en los vertices de este gran pais.
Somos los hijos de puta despiadados, que mal vemos a los inmigrantes que se vienen a ganar el pan y que desmerecemos a lo que de esta tierra crece.
La cultura de la sin cultura, un motor rabioso donde el combustible es nuestra ignorancia.
La diferencia de uno, es la risa del otro. Patetico.

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