sábado, 1 de diciembre de 2007

Aquella aguila fue culpable.

Lagrimas fundamentales, que agonizaban en aquel crepusculo fugaz, seguian llenando el lago del desamor, donde una vez no lo fue, sino al reves.
Una noche mas tarde, me incline por la situacion ausente, en los condominios del infierno.
Rapte una vieja aguila, que me comento cosas nuevas, y me llevo a lo desconocido. Luego trepe dos arboles, eran bien tupidos, y hacian a uno querer recostarse en ellos; pero no. La idea era otra. No se si se trababa de trapar hasta agotarme, o llegar a la cima. Lo reconfortante era saber que ahi arriba, no recordaba el lago que miraba desde lejos. Lo ignoraba, lo ocultaba, lo escondia.
El problema sucedio en la cima: como un rayo abundante de ira, choco conmigo. Me hizo caer, vi al aguila pasar. Me miro de reojo, y echo una sonrisa rapaz. Ella era la que habia complotado esto.
Cai, cai, y segui cayendo. Y antes del impacto fatal, supuse que quizas, no sea fatal.
Asi fue. Solo fue un tropezon fantastico, el cual me arrojo de nuevo al lago del desamor.

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